Gabriela A.
Vino y se fue, voló dentro de un avión y con todo el coraje argentino se desnudó al interior del edificio sucio del diario La Nación de Chile.
Entregó el pintado de su cuerpo a lo desconocido, puso tempera, que con los dedos, sus yemas los invitados, practicarían pintura digital sobre ella. Una niña, un niño muy bien la pintaban, mujeres y hombres con dedos suaves.
Encima de los pelos protectores, en el pubis, pusose brillante escarcha azul, el sitio estaba señalado para que no se tocará.
Era el ritual de quien se ofrece, de quien entrega su delicada forma y contenido como soporte para el acto público de la mancha.
Torturadores y torturadoras hicieron su aparición vaciándole los pomos en el lugar que no se ofrecía a la pintura.
Gabriela tembló, en su valiente acto, ahí supo que no sólo de sensibles está hecho el ser humano...
El lugar de la operación, pintame con tus sensibles dedos mi sensitiva piel, fue un mesón de madera de 2m de largo x 1,50mcm.
Boca arriba como la noche de Quilmes con anteojos solamente, el atardecer chileno era borrascoso, interior sofocante, sin aire cueva de artistas en libertad, afuera el viento tocaba las guitarras, volaba las bolsas, golpeaba una contra otra las ramas de los plátanos de oriente, papeles deslizaba, adentro un genero iluminado por figuras mostraba en proyección un acto artístico de una mujer argentina, no tenía nitidez la resolución de las imagenes que el telón mostraba, G.A dio por finalizada la obra, se paró., se sentó, respiró hondo
(Alguien le ofreció una toalla( una mano amiga) y ofreció su abrazo sonriente a quien quisiera ser abrazada.
El ciclope mirón de cámara digital portátil siguió a la desnuda, a la pintada a la tempera por pasillos lúgubre y oscuros, la cámara videaba destellos de cuerpo humano en movimiento, sonidos en oscuridad.
En el baño público la búsqueda del agua tibia a pausas, el calefont funcionaba, thermos gigantes ayudaban a descorrer la pintura llevándose por la cloaca la obra pictórica, dejando la claridad del lienzo, del genero femenino donde antes se hospedará.
G. A. d. Q. A Gabriela Alonso de Quilmes Argentina trajo sus buenos aires yo los respiré y aquí lo dejo al descubierto.
si tuviera la ocasión y no tuviera oposición haría un clon de este acto antes relatado, lo llevaría a efecto en Quilmes alguna vez, soy Ricardo castro Piwkewerken de Chile para Gabriela Alonso de argentina.
Fotografías: Marcela Rosen
Vino y se fue, voló dentro de un avión y con todo el coraje argentino se desnudó al interior del edificio sucio del diario La Nación de Chile.
Entregó el pintado de su cuerpo a lo desconocido, puso tempera, que con los dedos, sus yemas los invitados, practicarían pintura digital sobre ella. Una niña, un niño muy bien la pintaban, mujeres y hombres con dedos suaves.
Encima de los pelos protectores, en el pubis, pusose brillante escarcha azul, el sitio estaba señalado para que no se tocará.
Era el ritual de quien se ofrece, de quien entrega su delicada forma y contenido como soporte para el acto público de la mancha.
Torturadores y torturadoras hicieron su aparición vaciándole los pomos en el lugar que no se ofrecía a la pintura.
Gabriela tembló, en su valiente acto, ahí supo que no sólo de sensibles está hecho el ser humano...
El lugar de la operación, pintame con tus sensibles dedos mi sensitiva piel, fue un mesón de madera de 2m de largo x 1,50mcm.
Boca arriba como la noche de Quilmes con anteojos solamente, el atardecer chileno era borrascoso, interior sofocante, sin aire cueva de artistas en libertad, afuera el viento tocaba las guitarras, volaba las bolsas, golpeaba una contra otra las ramas de los plátanos de oriente, papeles deslizaba, adentro un genero iluminado por figuras mostraba en proyección un acto artístico de una mujer argentina, no tenía nitidez la resolución de las imagenes que el telón mostraba, G.A dio por finalizada la obra, se paró., se sentó, respiró hondo
(Alguien le ofreció una toalla( una mano amiga) y ofreció su abrazo sonriente a quien quisiera ser abrazada.
El ciclope mirón de cámara digital portátil siguió a la desnuda, a la pintada a la tempera por pasillos lúgubre y oscuros, la cámara videaba destellos de cuerpo humano en movimiento, sonidos en oscuridad.
En el baño público la búsqueda del agua tibia a pausas, el calefont funcionaba, thermos gigantes ayudaban a descorrer la pintura llevándose por la cloaca la obra pictórica, dejando la claridad del lienzo, del genero femenino donde antes se hospedará.
G. A. d. Q. A Gabriela Alonso de Quilmes Argentina trajo sus buenos aires yo los respiré y aquí lo dejo al descubierto.
si tuviera la ocasión y no tuviera oposición haría un clon de este acto antes relatado, lo llevaría a efecto en Quilmes alguna vez, soy Ricardo castro Piwkewerken de Chile para Gabriela Alonso de argentina.
Fotografías: Marcela Rosen
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